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Impulsar la inclusión financiera de las mujeres en México


 Imagen: Asociación de recaudación de fondos de ahorro de crecimiento financiero, Upklyak, 2024, Freepik, https://bit.ly/3Jpt4wY

Las mujeres enfrentan violencias que van más allá de lo evidente; se reflejan en las áreas de la cotidianidad y en el ámbito económico, mostrando un acceso inequitativo a servicios y educación financiera. Esto perpetúa la existencia de círculos de pobreza y la desigualdad de género, aumentando al mismo tiempo la vulnerabilidad de las mujeres frente a situaciones de violencia.

Organismos regionales e internacionales, como el Programa de las Naciones Unidas para el  Desarrollo (PNUD) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), indican que esta disparidad surge de diversos factores, como las diferencias en los niveles de escolaridad y educación financiera entre los hombres y mujeres, la disparidad salarial y la participación laboral; además de la carga de género en las tareas domésticas y de cuidado, mismas que generan una distribución desigual del tiempo disponible[1]. 


El PNUD[2] ha destacado en distintas ocasiones la importancia de la inclusión financiera de las mujeres en aras de lograr la igualdad de género y de reducir las brechas económicas. Esta les permite gestionar sus recursos de manera independiente y bien informada, contribuyendo a su empoderamiento e independencia económica. Adicionalmente, les brinda la oportunidad de ahorrar, invertir y de acceder a créditos para emprender algún negocio; o bien, para destinar a su educación, lo que contribuye a su bienestar y al de sus familias.


Aunque la participación de las mujeres en el sistema financiero mexicano ha mejorado en los años recientes, existe todavía una brecha de género significativa. La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera en México (ENIF)[3], elaborada por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), reveló datos importantes, con corte al 2021, sobre los desafíos que enfrentan las mujeres en este ámbito:


  • Solo el 61.9% de las mujeres tiene al menos un producto financiero formal, frente al 74.3% de los hombres. Esta disparidad asciende a 16% en productos de ahorro para el retiro e inversión, aumentando la vulnerabilidad de este sector poblacional hacia la vejez.

  • El 37.2% de las mujeres lleva un presupuesto o registro de sus ingresos y gastos; el 7.3% dice haber tomado un curso para aprender a ahorrar, a elaborar un presupuesto o a utilizar el crédito de forma adecuada. Esto refleja la falta de educación financiera que se otorga a las mujeres en México.

En esta línea de análisis, múltiples instituciones y organismos, como el BID[3] y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)[4], han destacado que, para reducir los efectos que produce la brecha de género en el acceso a servicios financieros, es indispensable la colaboración entre instituciones privadas y gubernamentales. Plantean que una sinergia de esta naturaleza puede ofrecer una oportunidad única para abordar el problema de manera efectiva, disminuir los sesgos y brindar servicios de mejor calidad. Una de las formas en las que el sector público y privado pueden trabajar juntos es mediante el desarrollo de programas de financiamiento y de apoyo a las mujeres emprendedoras. Según el BID, más del 50% de las mujeres en México utilizan sus propios ahorros para iniciar un negocio, pues solo un pequeño porcentaje de ellas logra obtener financiamiento por parte de instituciones bancarias. También en México y derivado de lo anterior, la Comisión Nacional para la Defensa y Protección de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), junto con otras instituciones públicas como INMUJERES y la Banca de Desarrollo, ha diseñado algunas estrategias con el objetivo de brindar un mayor financiamiento a las mujeres por medio del diseño y otorgamiento de productos específicamente diseñados para ellas.


Como se ha mencionado, la educación de calidad es fundamental en la inclusión financiera de las mujeres. El gobierno y las empresas pueden colaborar en la creación y socialización de programas educativos que empoderen a las mujeres con conocimientos sobre el ahorro, la inversión y la gestión financiera. En México, la CONDUSEF, junto con las principales asociaciones empresariales del sector financiero, como la Asociación de Bancos de México (ABM), Fintech México y la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), realizan anualmente la Semana Nacional de Educación Financiera (SNEF), misma que tiene como objetivo difundir información entre la población de forma didáctica. Su presidente, Oscar Rosado Jiménez, ha destacado que la SNEF 2024 buscará contar con una amplia perspectiva de género, ya que se considera un eje prioritario para la política nacional de inclusión financiera.


Ahora, otro aspecto importante para resolver es el abordaje de las barreras culturales y de género que han sido tradicionalmente arraigadas dentro la sociedad. La falta de representación femenina en el sector financiero impacta directamente en los productos y servicios ofrecidos a las consumidoras, por lo que es esencial trabajar en la creación de productos financieros diseñados específicamente para las mujeres, teniendo en cuenta sus necesidades y circunstancias únicas. Un aspecto positivo en esta línea, y que ha sido resultado de la colaboración entre el sector público y privado, es la creación del Comité Interinstitucional para la Igualdad de Género en las Entidades Financieras. Este busca impulsar una mayor representación de las mujeres en puestos de decisión. Pese a este gran esfuerzo, existe una considerable falta de representación femenina: la ENIF señala que, aunque poco más de la mitad del personal contratado por la banca corresponde a mujeres, solo el 28 % ha sido parte de ella en puestos de alta dirección.


En suma, es fundamental que los sectores público y privado trabajen juntos en el diseño, implementación y promoción de estrategias y programas que reduzcan la brecha de género hacia la inclusión financiera. El trabajo en conjunto potencializará las acciones que ambos sectores busquen emprender para combatir esta desigualdad. Aunque las acciones emprendidas por el gobierno federal en conjunto con el sector privado han permitido avanzar en la inclusión financiera de las mujeres, se requiere una combinación de políticas gubernamentales, regulaciones adecuadas, tecnología financiera innovadora, educación financiera, entre otras medidas concretas que impulsen su empoderamiento y reduzcan las desigualdades económicas.



 

[1] Centro de Estudios Espinosa Yglesias (2021). “La brecha de género en la inclusión financiera en México”.

[2] PNUD (2020). “Inclusión financiera digital de mujeres, fundamental para cerrar brechas de desarrollo en México”.

Consultar: https://www.undp.org/es/mexico/comunicados-de-prensa/inclusion-financiera-digital-de-mujeres-fundamental-para-cerrar-brechas-de-desarrollo-en-mexico#:~:text=En%20el%20marco%20del%20evento,un%20producto%20digital%20de%20ahorro.

[3] Comisión Nacional Bancaria y de Valores (2021). “Encuesta Nacional de Inclusión Financiera”.

[4] BID (2023). “Informe BID y ONU Mujeres: A pesar de los avances, aún existen desafíos para ofrecer programas de financiamiento para las mujeres y sus empresas”.

[5] CEPAL (2019). “La autonomía de las mujeres en escenarios económicos cambiantes”.


Este texto fue escrito por Emma Cárdenas, Consultora en Grupo Estrategia Política.  

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